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Cuando el silencio en mi boca
es un grito en mi interior,
y las palabras las tumbas
de mi maldita razón.
Cuando el aire es el veneno
que el viento esparce al azar,
y mi conciencia el castigo
que me condena a pensar...
Es el momento de hablar
con " ese " que mueve los hilos,
que este títere ya se cansó de actuar.
Que me guarde en el desván,
que me encierre en el olvido
y tire la llave de mi soledad.
ALBERTO GARZA
Debo agradecerle a Ángel, El lector impertinente, que me acercará a tu blog.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho esta entrada.
Biquiños meigos (besitos brujos)
Muchísimas gracias Meiguiña. Es un placer compartir este blog con gente como tú.
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